Los Padres y La Primera Comunión
Mejor que las difíciles y complicadas explicaciones es:
- Empezar por vivir sencillamente con ellos esa rica experiencia de "ser padres". A través de la presencia cariñosa el niño intuirá la presencia de Alguien que le quiere y le cuida, de Alguien que es amor y bondad.
- Luego, cuando al anochecer el hijo se abandona confiado en los brazos de sus padres, es el momento oportuno para decirle sencillamente que todos tenemos un Padre y para enseñarle a hablar espontáneamente con Él y rezarle: "Padre Nuestro..."
- Más tarde, cuando el hijo pregunte "quién es Dios?", se le podrá responder con las palabras de Jesús: "somos hijos de Dios" y contarle la parábola del padre misericordioso y del hijo pródigo para que comprenda que Dios es el mejor de los padres: un padre que nos quiere, nos acoge, nos perdona siempre.
- A menudo se oye decir: "si no eres bueno te castigará Dios". Frases de este tipo pueden dar lugar a una imagen de un Dios castigador y no de un Dios amor.
Es muy importante que los padres procuren en todo momento que vuestras palabras reflejen siempre una imagen positiva de Dios. Los padres son para sus hijos la primera imagen de Dios. Pero llegará un momento en que, al ver fallos y limitaciones en los propios padres, se derrumbarán esos ídolos familiares y necesitarán descubrir al Dios verdadero. Por eso habrá que hacerles ver que los padres son sólo una imagen incompleta, un pálido reflejo del amor de Dios, Padre de todos. La paternidad de Dios sobrepasa y es la fuente de toda paternidad humana.
"Catequesis de Padres y Madres" (Diócesis de Tenerife)
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