"El final del verano llegó… y uf de golpe el estrés, el cole, el corre corre. Una de esas noches después de acostar a los niños y no encender la tele nos ponemos a programar nuestro nuevo curso…:
- Pues yo me propongo para este curso…perder peso; matricularme en la facultad…
- Pues yo me propongo para este curso…hacer algún tipo de deporte; me propongo para este curso…colaborar en el boletín de pastoral familiar…
- ¡Para, para! Oye que se nos olvida algo ¿Qué tiempo nos vamos a proponer para nuestros hijos? y ¿para su educación? y ¿para enriquecernos y aprender en este terreno de la educación de nuestros hijos?.
Os animamos a que vuestros hijos entren en vuestros planes de inicio de curso, pero no solo para buscar tiempo para que vayan a actividades extraescolares y todo aquello que les educa materialmente, sino mas bien para que gocen de nuestra compañía, hoy día valor indispensable y además una compañía de calidad en la que nos podremos ayudar con alguna pinceladas relacionas con la educación.
<zb:break>
Os introducimos en esta primera aportación un pequeño artículo que leímos y nos gusto hace muy poquito:
"Todo el mundo opina "nuestra educación esta en crisis".
Educar es ponerse delante del niño, de modo que este tenga un modelo para crecer. La educación este en crisis, no porque falte dinero parar la escuela ni porque los planes de estudio sean inadecuados- que también-, sino porque el adulto esta en crisis.
Prueba de ello es que antiguamente, un hombre sencillo, un agricultor sin estudios, podía enseñarle a su hijo con certeza: "cuando des la mano el trato esta cerrado, es tu palabra y la palabra es sagrada" o "Si amas a una mujer, respétala, porque será la madre de tus hijos".
Es la desaparición de las certezas del adulto la que impide la educación del hijo ¿Cómo educar si desconoce el valor del trabajo, del amor, del compromiso, de la vida y de la muerte? ¿Cómo educar si a penas compartimos tiempo con nuestros hijos?.
De nada sirven nuestras palabras vacías si ellos reconocen en nosotros un adulto inconsistente, incoherente, afectivamente adolescente. Crecer sin la presencia de un adulto condena al niño a la eterna pubertad.
|